- En primer lugar, es fundamental conocer el tipo de piel: hay que estar seguros de la tolerancia y resistencia al sol.
- Los expertos insisten en que hay que utilizar un protector solar adecuado a cada tipo de piel: nunca por debajo del SPF15 en los primeros días de exposición.
- Tal vez en alguna ocasión se ha dado cuenta de que tenía que aplicarse el protector una vez que ya estaba al sol. No olvide aplicarlo antes de la exposición.
- Hay que broncearse progresivamente: evite las exposiciones excesivas y continuadas.
- Las exposiciones al principio han de ser reducidas: conviene tomar el sol poco a poco.
- Si hay que tener cuidado siempre, hay que prestar especial precaución en las horas del mediodía: sobre todo entre las 11 y las 15 horas.
- Evitar el uso de fragancias y desodorantes: pueden producir alergias.
- Los sombreros, la ropa adecuada y las gafas de sol son indispensables en estos meses de verano.
- Hay que extremar las precauciones con niños, ancianos y enfermos, los más vulnerables a los efectos nocivos de las radiaciones solares.
- No olvide que hay que renovar el protector de forma periódica. Volver a aplicar el producto cada cierto tiempo y siempre tras el baño.
- Dedicar atención a las zonas sensibles: rostro, nariz, párpados, labios, escote y pecho.
- ¿Y después del sol? Una buena hidratación se convierte en nuestra mejor aliada.